
No contento con esto, amenaza en un blog, que abrió ex profeso como lanzadera de su mala baba (aunque se le olvidaran las huellas y el IP), con seguir dando caña, sin duda acostumbrado a cagar en lo oscuro como buen moscardón. Y es que el tipo, corniveleto, ya que no bragado, acomete con todas las armas de un cobarde y, falto de razón o cargado, más bien, de sinrazones, lloriquea su falsa adversidad, insulta, difama, descalifica, conspira, usa su escasa fuerza en ningunear y espera conseguir con míseras propinas las lealtades perrunas que sólo sus iguales podrían alentar.
No voy a dedicarle más espacio, pero ándese con ojo. Cuando se va de farra por el infierno, se dicen muchas cosas y uno termina por hacerse esclavo de sus propias palabras. Yo soy dueño de mis silencios... Pero, ay, como estallen...
© Del texto y la imagen:
Domingo F. Faílde. Jerez, 2007.-